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PRETENCIOR
temerán los yndios de quejarse.
Señor, rresponderé a todo eso. Que tanbién auía yo oýdo toda esa nueua y ancí
me fue sólo a sauello a su señoría. Es muy sancto hombre, umilde, cristianícimo, y
no tiene grauedad. Aunque me preguntó ci estaua bien en la dotrina y ci era buenos
yndios, yo le rrespondí dos palabricas. Lo primero, que eran grandícimos borrachos.
El trauajo que tenía era traer por fuerza a la dotrina y a misa. Y me dixo que me
bolbiese luego a la dotrina y que auía de enbiar becitador que ello uería y haría
justicia. Señor, yo lo dexé encargado al señor secretario y oficiales. Ci algún yndio
fuese a quexarse, lo contradigese y que lo seruiría. Señor, no paso más negocios.
Señor, no es tan rrigoroso como eso.
No, señor, desa manera el señor becitador dizen ques dotrinante como nosotros.
No ay que temer. Y sus oficiales con alguna plata se aplacará.
Señor, es menester dar priesa de buscar algunos rreales. Y ci no, muriremos.
Aunque gastemos mil pesos, los yndios nos pagará. Y ací estemos quedos, aguardando al señor becitador como una muger preñada; acauando de parir, está libre.
Y ancí, acauando de la becita estamos libres.
Pues, señor, yo le temo a vuestra merced de que le aporeó y maltrató a don
Francisco Auquiquia, gouernador1, y a don Pedro Poma, señor de ésos. Ya no temo.
Ya le acoheché con una botija de uino. Y demás de eso, el señor corregidor de
su parte y el señor encomendero les a amenasado y dize que ci se quexare que le a
de desollar de asotes. Y ací pasaremos.
Plática y conconuerzación [sic] de entre soldados que anda en este rreyno,
dize ací:
Señor, soldado, ¿qué emos de hazer? Somos pobres.
Señor, lo que podemos hazer es que somos jugadores. Con ello pasemos hasta
Potocí, ganando o perdiendo. En los tanbos [mesón] comeremos de gratis y jugar
los rreales de los saserdotes que ellos ganan cantando, y de los corregidores que
ellos ganan durmiendo y comiendo. Y jugemos a los encomenderos que
/ tanpu /
Véase GP, p. 596, donde un “verdugo padre” castiga a don Francisco.