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RESPONDE EL AVTOR: S[acra] C[atólica] R[eal] M[agestad] COmunicaré con vuestra Magestad sobre el seruicio de Dios nuestro señor y sobre el seruicio de vuestra corona rreal y aumento y bien de los yndios deste rreyno. Porque unos le enforma mentira y
otros uerdades. Y otros con color de que vuestra Magestad le haga merced
de obispado o deán, canónigo, prícidente, oydor y otros cargos y oficios.
Quiciera seruir a vuestra Magestad como nieto del rrey del Pirú; uerme
cara en cara y hablar, comunicar de presente sobre lo dicho no puedo, por
ser biejo de ochenta años y enfermo, yr a tan lejos1. Agradéscame este seruicio de treynta años y de andar tan pobre, dejando mi casa y hijos y haziendas
para seruir a vuestra Magestad. Y ancí que por lo escrito y carta nos ueremos.
Y ací vuestra Magestad me uaya preguntando, yo le yré rrespondiendo desta
manera:
Su Magestad pregunta: “Don Felipe, autor Ayala, dime cómo antes que
fuese Ynga auían multiplicado los yndios de este rreyno.”
Digo a vuestra Magestad que en aquel tienpo auía un rrey y principales.
Descansadamente seruía al rrey y sacaua oro y plata y seruía en sementeras y
ganados y sustentaua fortalesas. Aunque tenía muchas mugeres un pueblecillo,
el más chico tenía mil soldados; otro pueblo, cinqüenta mil y cien mil. Y ancí
entre ellos tenían guerra y fortalesa.
“Dime, don Felipe Ayala, en aquel tienpo, ¿cómo ubo tantos yndios en
tienpo de los Yngas?”
Digo a vuestra Magestad que en este tienpo era sólo el Ynga rrey, aunque
auía duques, condes, marqueses2 y señores grandes principales. Pero ueuía
en la ley y mandamiento de los Yngas. Y como tenía un rrey, seruían descansadamente en este rreyno y multiplicauan y tenía hazienda y de comer, hijos,
mugeres suyas.
“Dime, autor, ¿cómo agora no multiplica los yndios y se hazen pobres?”
Diré a vuestra Magestad: Lo primero, que no multiplica porque todo lo
mejor de las mugeres y donzellas lo toman los padres dotrinantes, comenderos, corregidores y españoles, mayordomos, tinientes, oficiales criados de ellos.
Y ancí ay tantos mesticillos y mesticillas en este rreyno3. Con color de decille
manzebado le toma y quita a las mugeres y a sus haziendas de los pobres.
De todo lo dicho, de tanto
Guaman Poma no es el único en disculparse así; don Francisco Arriuto, señor de los Charcas, ofrece la misma disculpa en una carta-petición dirigida a Felipe II. Véase el memorial de los señores de Charcas al rey, en Espinoza Soriano, 1969 [Bib].
Se emplea la misma terminología de nobleza en el memorial enviado por los señores de Charcas al rey; véase Espinoza Soriano, 1969 [Bib].
Éstos no debían tributo ni iban a las minas de Potosí o Huancavelica; véase GP, p. 996.