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CONQVISTA
Don Francisco Pizarro y don Diego de Almagro, dos capitanes generales, y los
demás se ajuntaron, trecientos y cinqüenta soldados. Todo Castilla ubo grandes alborotos; era de día y de noche entre sueños. Todo decía: “Yndias, yndias,
oro, plata, oro, plata del Pirú.” Hasta los múcicos cantauan el rromanse
“Yndias, oro, plata.” Y se ajuntaron estos dichos soldados y mensage del rrey
nuestro señor católico de España y del santo padre papa.
De mil quini[en]tos doze años papa Julio dos de su pontificado ciete, enperador Maximiliano dos de su enperio dies y ciete, rreyna de España doña
Juana de su rreynado cinco, Uasco [Nu]ñes de Ualboa tubo noticia de la
Mar de Sur. Con esta nueua más se alborotaron la tierra. Que ci la rreyna
le dejara uenir, me parese que todo Castilla se beniera con tan rrica nueua
deseada oro y plata, que la gente andaua bestido todo de oro y plata, y todo
el suelo lo que pizauan era todo oro y plata macizo, que como piedra amontonauan oro y plata. Aún hasta agora dura aquel deseo de oro y plata y se
matan los españoles y desuella a los pobres de los yndios. Y por el oro y plata
quedan ya despoblado parte deste rre[y]no los pueblos de los pobres yndios,
por oro y plata.
Del año de mil quinientos treze, papa Julio dos y de su pontificado ciete,
enperador Maximiliano dos de su enperio dies y ciete, rreyna de España doña
Juana y de su rreynado cinco, descubrimiento del Río de la Plata. Juan Díaz
de Solís, uezino de la uilla de Librexa, piloto, cetecientas leguas a Paraguay
al rrío grande se descubrió. Comensaron los capitanes a aliñarse sus uiajes
y matalotaxes, mucha comida y arma, todo biscocho y tocino, secina. Y procuraron traer otros rregalos y rropa blanca pero de hazienda pobre. No quicieron traer nada, cino armas y escopetas con la codicia de oro, plata, oro y
plata yndias, a las Yndias, Pirú.