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CONQVISTA
Hernando Pizarro y Sebastián de Balcázar, de cómo estubo el dicho Atagualpa
Ynga en los baños, allá fueron estos dos dichos caualleros encima de dos
caballos muy furiosos, enxayzados y armados.
Y lleuaua mucho cascabel y penacho y los dichos caualleros armados enpuntan blanco. Comensaron a apretar las piernas, corrieron muy furiamente
que fue deshaziéndose y lleuaua mucho rruydo de cascabel.
Dizen que aquello le espantó al Ynga y a los yndios questauan en los dichos
baños de Caxamarca. Y como uido nunca uista con el espantó, cayó en tierra
el dicho Atagualpa Ynga de encima de las andas. Como corrió para ellos y
toda su gente quedaron espantados, asombrados, cada uno se echaron a huyr
porque tan gran animal corrían y encima unos hombres nunca uista. Daquella
manera andauan turuados. Luego tornaron a correr otra ues y corrían más
contento y dizían, “¡A Santa María buena seña, a señor Sanctiago buena
seña!”
Y ancí tubieron buena seña de comensalle la batalla y hazelle guerra contra Atagualpa Ynga. Y ací llegó a su ermano don Francisco Pizarro y dixeron
los caualleros: “¡Aluericia, ermanos míos! Ya yo tengo conuencido y espantado a los yndios. Será Dios seruido que le comensemos la batalla, por todos
se espantaron y dejaron en tierra a su rrey y cada uno [e]charon a huyr.
¡Buena seña! ¡Buena seña!”