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no se les paga y ellas se huelga y se ponen nueuas bestiduras y chunbes [faja
de cintura] de colores y se enbijan las caras para hazerse putas y bellacas.
Las dichas sus mismas madres lo alcagüetea y les enseña con color de la
mita [turno de cumplir] y les haze trauajar a los mitayos y traen yerua, leña,
a los mosos enbía a los llanos. Y ancí se muere sus maridos, enbiando con
mensages, y después quedan amansebados con ellas. Y ancí hazen grandes
pecados y ofensas del seruicio de Dios.
Y a los pobres yndios pasageros les quita a sus mugeres o hijas o a sus
ermanas. Les encierra y le fuerza amenasando a sus maridos o a su padre o
a sus ermanos y les quita sus comidas y haziendas y hazen otros muy muchos
daños que no se rremedian porque no tiene rrecidencia.
Y ancí no puede multiplicar los yndios y no tienen hijos y se acaua.
Me quize estar quatro días en algunos tanbos para uer algunos españoles
como a los yndios, adonde era más pasadero tanbo que fue el Tanbo Quemado1. Diré primero de algunos españoles de poca consencia: Que llega al
tanbo un español o padre, toma un garrote ni mira ci es cacique ni alcalde.
Pide mitayo y rnaýs y güebos, gallinas, yerua, leña y otras menudencias, todo
a costa de los yndios. De todo lo dicho por la mañana no se le paga y se ua
cin pagalle. Y demás de eso les lleua sus mantas o mates con que ellos comen
y le pide cauallos y lleua yndios de guía. Con color de guía le carga y le lleua
adelante, dando de palos a los pobres yndios.
Y ací, mira cristiano, ¿qué deue este mal hombre, cino castigalle por estos
dichos daños? Y por una parte su Magestad no le auía de mandar que se lo dé
a los españoles porque estás en su rreal consencia.
Diré tanbién, estando yo en el Tanbo Quemado, uino un pobre español a
pie, enfermo. Y me pareció que era hermitaño y me llegué al español y le uide
muy pobre y desnudo y trayýa un caballo de diestro y en ella cargado unas
alforjas. Y llegó y preguntó del tanbero y del curaca y alcalde que quiría pedir
limosna. Y dixo que era muy pobre y era uiejo y enfermo. Y dixo que auía
de yr a la rromiría del seruicio de la madre de Dios a la capilla de Nuestra
Señora de Copacauana2 y que lleuaua el áuito escondido para poder pasar
cin que nadie lo supiese.
Y ací este buen santo hombre
/ chumpi / mit'a / kuraka / tanpu / mitayu /
Su nombre oficial era San Cristóbal de Huraguaci; distaba nueve leguas de San Francisco de Hatunrucana, cabecera de la provincia. Jiménez de la Espada [1586], 1965 [Bib], t. I: pp. 229-230.
El santuario está ubicado en la península de Yunguyo, en el Lago Titicaca. Véase GP, p. 405 y nota.