GKS 2232 4º: Guaman Poma, Nueva corónica y buen gobierno (1615)

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PRINCIPALES

Qué bien parese cada uno a su trage, el cacique principal como cacique principal, el yndio como yndio, y la principala como señora y la yndia como yndia bestidos, para que sean conocidos y rrespetados y honrrados. De puro borracho y coquero no se honrra, aunque esté bestido su natural camegeta y cauello cortado al oýdo.

Trayga de manera que deferencie de los yndios y aparesca como cacique prencipal y señor de la tierra. Y ci tiene barbas de camarón cocido, que pareserá mestizo, cholo, mala casta, mulato, zanbahigo. Y ací nengún yndio trayga barbas cino su natural.

Y el dicho español cin barbas que pareserá puta bieja, cara de una máscara. Al español le honrra las barbas y ci tubiera cabellos como yndio, pareciera saluage, animal bruto. Su uerdadero traxe de español bestido y barbudo y motilado es honrra en el mundo.

El saserdote clérigo parese muy honrrado con su manteo y sotana y bonete y en el camino su sonbrero grande de padre, saserdote, que no monterillas ni rropas de colores. Y ací no son honrrados ne tenidos. Con su áuito santo, de ellos muy rrespetados y obedecidos y le dize “padre”. Con otro trage, parese farzante cin punta de barbasbas [sic] y corona autoriza. Y ci tiene barbas, luego le dizen los yndios “uira cocha”; no le tienen ni le rrespeta porque muda el ábito ni le teme los españoles ni yndios.

Aués de sauer una cosa que por qué son temidos los padres de la Conpañía de Jesús: Porque no muda el ábito y por la humildad y caridad, amor, temor de Dios. Se huelgan los cristianos como españoles mejor los yndios con ellos; son honrrados como saserdotes. Y ací a los dichos clérigos menosprecian y por su soberbia y hierro por sus pecados le castigará Dios a ellos.

Y los dichos flayres con sus ábitos se honrran y ciruen a Dios en sus conuentos en las ciudades y fuera de ella. Y ancí son honrrados y temidos a todos los dichos saserdotes de Jesucristo. Tiene tanta honrra el saserdote que haze benir del cielo a Dios a sus manos y ciruen los ángeles y tienen aquel don selestial. Me parese que no lo sauen; ci lo supieran fuera otro San Pedro apóstol

/ wira qucha /