GKS 2232 4º: Guaman Poma, Nueva corónica y buen gobierno (1615)

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                32. The chapter of Guaman Poma's dialogue with the king (974-999)
              
[See also ch. 31., “The chapter of religious and moral considerations” pp. 944-948.]

972 [990]

[←] RESPONDE EL AVTOR

o lo escriuís, dándole rrecaudo al bicario y al corregidor de vuestra prouincia?”

Digo a vuestra Magestad, para que conste la uerdad, vuestra Magestad enbía jueses y justicias y perlados, obispos y canónigos, deán, para que le faboresca a los señores principales y pobres yndios. Dízele a vuestra Magestad que yo lo faboreseré, cí, cí que haré justicia. Pero saliendo de la puerta de la mar, se muda otro nombre: antes a de faboreser a los rricos españoles. De que le conste a vuestra Magestad un yndio llamado don Cristóbal de León, gran seruidor de Dios y de vuestra Magestad.

“Dime, autor, que ¿cómo cirue a Dios y a mi corona?”

Digo a vuestra Magestad quien defiende a los pobres de Jesucristo cirue a Dios. Que es palabra de Dios en su euangelio y defendiendo a los yndios de vuestra Magestad cirue a vuestra corona rreal. Porque le a ualido a sus agüelos y padres de vuestra Magestad. Que allá [e]stá todos en el cielo. Agora a vuestra Magestad le cirue y ací, defendiendo a los yndios le leuantan testimonios un padre llamado Peralta. De acá poco tienpo que ganó doze mil pesos cin otras cosas y baxillas y con esta plata se quiere yrse a esa España.

Pues mire, vuestra Magestad, con qué los ganó ci no tiene minas ni eredades, cino los trauajos y sudor de los pobres yndios. Querrellándose desto, le castigó y le penetenció afrentadadamente [sic] el becitador en el pueblo de Hatun Sora.

Y para ello su perlado del dicho Peralta le escriue que lo castigue y que no tenga misericordia con él y la carta por fe de ella. Digo que la traxo un padre lesenciado Francisco de Padilla y su ermano Rodrigo de Padilla al uecitador del pobre don Cristóbal de León. Uendido toda su hazienda y quemáronle toda su casa porque le ayudase, le prestó al corregidor dos mil pesos y el uecitador acohechado con dos mil pesos. Y el pobre de don Cristóbal de León desterrado. Uea, vuestra Magestad, cómo el rreyno no se a de echarse a perder