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PRÓLOGO: Crístiano letor de los negros y negras esclabos: Ermanos míos, saued una
cosa que nuestro señor Jesucristo pasó más trauajo, ciendo Dios bibo. ¿Qué
me haréy[s] bosotros que soys pecadores y pobres? Que todo lo lleuad con
pasencia y perdona a todos los que te a hecho mal y daño y se lo lleuáy[s]
con pasencia. Santo de bosotros, quién fuera como bosotros, cada [e]l día
amontonará tezoros para el cielo que no lo sauéys.
Con todo esto tened en Dios uerdadero y en su fe y mandamiento y sufrit
como sufrió Nuestro Señor. Con los profetas llama al Señor con cantares y
lágrimas como el rrey Dauid daua alauansas. Pues que un rrey llamaua, cantando y llorando a Dios, ¿qué haremos nosotros pecadores? Pues llamemos
con lágrimas y ací de la bos con lágrimas te oyrá el señor y os enbiará consuelo en tu corasón y te rregalará y os prometará el galardón, aquella corona
del cielo mejor que de oro y de asosena y piedras preciosas y joyas.
Que no se puede dezir ni pensar ni lo dirá el ángel del cielo. No se atreuerá
decillo ni pintallo cien mil ueses rresplandeciente más que el sol, adonde nos
ajuntemos en el cielo como nos prometió Dios para cienpre y secula cin fin.
* Los dichos negros pobres le hagen tributarios con poco temor de Dios. Le
pide tributo en cada mes a la negra beynte patagones, al negro otro tanto.
Y ci no lo qumple, le mata de asotes. Con tanto trauajo y molestia se ausenta y se hasen cimarro[n]es y se pueden alsarse y no manda Dios [...].