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[←] DE IESVCRISTO. [→]
Y ancí le aplacó a sus pobres. Y cienpre de otras prouincias uenían todos los
prencipales con quexas y trayýan dolores y de mucha lástima y llorar por
donde fue uencido con lágrimas de los pobres yndios, yndias, biejos, enfermos, niños el dicho autor. Y ancí se hizo tan pobre y meterse entre ellos
treynta años, aunque todos los españoles y demás prencipales falsos picheros
tributarioss, los quales comía a los pobres, le decía al autor que los pobres
no podían negociar, cino los rricos que tenga plata y oro, cohechándole.
A esto rrespondía el dicho autor, deziendo que el señor mío y nuestro rrey
le tenía hecho tanta merced, que paga al letrado, al protetor y proqurador que
tenía puesto en todo lugar. Éstos le auían de faboresella y defenderá. Respondieron los dichos españoles y falsos caciques de yndios tributarios, dixeron
que más cohecho pedían y plata al pobre, y ci no, que abían de morir y no
comer. Y ancí pasan tormento los yndios.
Y ancí fue y pasó el dicho autor adelante, dexando a sus pobres desuenturados. Y quando salió, fue aconpañado el pobre autor de dos animales perros que le guardaua. Y tubo tanto rregalo del cielo todos los días. Cin sesar
llouía y cayýa mucho nieue, que el pobre de autor entraua hasta la sentura,
y lleuaua mucha siénega, que el cauallo que lleuaua de frío parecía azogado.
Y ací llegó el pobre del autor a un aciento de Sotomayor y le llebó tres
biejas yndias pobres que allí estauan. Allí le dexó los dichos dos perros que
le aconpañaua y se bolbió otra ues a la ciudad de Castrouirreyna, y le dejó
solo. Estando en este estado, las dichas tres uiejas le contó todo su miseria y
pobresa al dicho autor, llorando todo lo que sucidía en su pueblo de Hatun
Xauxa. Le dixo: “Señor, nosotros estamos huydas