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[←] RESPONDE EL AVTOR
o lo escriuís, dándole rrecaudo al bicario y al corregidor de vuestra prouincia?”
Digo a vuestra Magestad, para que conste la uerdad, vuestra Magestad enbía jueses y justicias y perlados, obispos y canónigos, deán, para que le faboresca a los señores principales y pobres yndios. Dízele a vuestra Magestad
que yo lo faboreseré, cí, cí que haré justicia. Pero saliendo de la puerta de
la mar, se muda otro nombre: antes a de faboreser a los rricos españoles.
De que le conste a vuestra Magestad un yndio llamado don Cristóbal de León,
gran seruidor de Dios y de vuestra Magestad.
“Dime, autor, que ¿cómo cirue a Dios y a mi corona?”
Digo a vuestra Magestad quien defiende a los pobres de Jesucristo cirue
a Dios. Que es palabra de Dios en su euangelio y defendiendo a los yndios de
vuestra Magestad cirue a vuestra corona rreal. Porque le a ualido a sus agüelos y padres de vuestra Magestad. Que allá [e]stá todos en el cielo. Agora
a vuestra Magestad le cirue y ací, defendiendo a los yndios le leuantan testimonios un padre llamado Peralta. De acá poco tienpo que ganó doze mil pesos
cin otras cosas y baxillas y con esta plata se quiere yrse a esa España.
Pues mire, vuestra Magestad, con qué los ganó ci no tiene minas ni eredades, cino los trauajos y sudor de los pobres yndios. Querrellándose desto, le
castigó y le penetenció afrentadadamente [sic] el becitador en el pueblo de
Hatun Sora.
Y para ello su perlado del dicho Peralta le escriue que lo castigue y que
no tenga misericordia con él y la carta por fe de ella. Digo que la traxo un
padre lesenciado Francisco de Padilla y su ermano Rodrigo de Padilla al uecitador del pobre don Cristóbal de León. Uendido toda su hazienda y quemáronle toda su casa porque le ayudase, le prestó al corregidor dos mil pesos
y el uecitador acohechado con dos mil pesos. Y el pobre de don Cristóbal
de León desterrado. Uea, vuestra Magestad, cómo el rreyno no se a de echarse a perder